Tras presenciar el nacimiento del niño Jesús, acaba el año y con el nuevo se encienden las esperanzas, los deseos de corregir, de desechar lo negativo y cultivar lo positivo. No son tiempos de rencores o melancolías, sino de reconstrucción.
Ojalá el año 2009 nos permita llenarnos del optimismo y la proactividad que necesitan no sólo nuestras Residencias Mirador, sino de la que necesitamos como individuos. Es claro, que ningún cambio externo comenzará si nosotros mismos no hacemos un intento por mejorar desde lo particular, desde lo profundo de nuestras almas.
Así que luego de revisarnos y tratar de ser cada vez mejores personas, asumamos las riendas de nuestra comunidad, de nuestros trabajos, de nuestro país.
En enero nos vemos para construir el paraíso que nos merecemos.
1 comentario:
Muy buena iniciativa. Pero crear conciencia es lo mas dificil. Todos dicen que el problema mayor son los ascensores; Yo pienso que el problema es de conviviencia
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